Amigos míos, les quiero contar, que por fin hoy comencé a escribir "Historias de un retrete". Cómo les había prometido (en un anterior post), voy a incluir todos sus comentarios, en un capítulo especial, que intenta jugar con la creación colectiva y la interactividad de la Internet (en especial, juego mucho con los blogs). Ya tengo toda la trama en mente, y de verdad, que está bastante gracioso. Espero no decepcionarlos. Sólo tengo un mes para terminarlo, así que si pueden, les agradecería que sigan poniéndome tres frases inconexas, como los comentarios que me dejaron en el anterior post, para poder terminar el capítulo experimental que les prometí.
Para que vayan viendo de qué se trata, si quieren les adelanto un pedacito chiquito del texto, que aún no tiene incluidos sus aportes. Bueno, aquí les va:
DM flotaba en el espacio, en una especie de nebulosa negra y fría, donde nada tenía sentido ni había lugar para los formas. DM no recuerda su nacimiento, pero sí el momento en que existió por primera vez. Estaba ahí, flotando, nadando en la nada, un bebe sin cerebro, recuerda, con un mechón de pelo en la calvita, calatito, nadando y sintiéndose tremendamente feliz de no existir. Pero luego, alguien puso la música. DM comenzó a existir con música de fondo, y al sonar los compases del foxtrot apareció de pronto, con loncherita en mano, vestido con un mandilito sucio por las témperas, peinadito y con todo su cabello, chaposito, frente a una clase de niños ineptos que no le llegaban ni a los talones.
¿Qué les pareció? A ver si pueden seguir ayudándome con las frases o palabras inconexas, tal vez logre darles sentido. Un abrazo, gracias por su apoyo.
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