NO HAY PAZ

Hola. Tierra llamando a terrícolas. Flash Gordon se ha zurrado la pajarita de Forrest Gump. Y no me importa, por más que me guste esa película.

Hoy descubrí algo terrible. Hace unas horas, tuve que ir al decanato de Estudios Generales a dejar una carta, para conseguir permiso para una grabación en video. La universidad es tan buena, que nos forma desde hoy para entender la horrible burocracia peruana. Antes de dirigirme, me entró la sensación de que tenía que encontrarme a alguien para que me acompañe a tal nefasto lugar, por lo tanto, me puse a caminar por donde sea...

Ya se imaginarán lo que viene, al poco tiempo, me aburrí y no encontré a nadie conocido. Pero entonces, me di cuenta. Tuve una anagnórisis cual final de melodrama griego, al notar que en realidad, era el pánico lo que me llevaba a caminar en círculos. Estaba esperando a alguien en particular, y era eso lo que no me entraba en la cabeza.

Estoy tratando de aceptarlo, pero la verdad es esta: ya no tengo miedo, y eso es lo más terrorífico que me ha sucedido.

Me importa la gente, las personas. Me importa mi familia, mis amigos, mi perrita y mi hámster. Pero sobre todo, me importa ella, aunque la relevancia que tiene implique mantenerme lejos y cargar con las explosiones.

Hablo en serio, es como una claustrofobia invertida. El salir de mi status-quo tan de pronto ha sido como el llanto de un bebé al nacer. Pobres de ellos, que desde tan pequeños deben enfrentar de porrazo tanto desastre. ¡No es menos para mí ahora!

Tal vez lo que diga puede carecer de total sentido, y prometo hacer prokshimanente textos más coherentes, pero no puedo dejar este blog hoy sin aclarar lo que tengo que decir: por mucho tiempo viví entre gente tratando de no estarlo. Amé sin pretender quemarme, y disparé a la luna con balas de plata. Pero nunca, jamás había intentado caminar sobre las aguas con los ojos cerrados. Es una sensación deliciosa.

Así, empapado, destrozo los preámbulos para darme cuenta de que ya no tengo miedo al compromiso.

Al parecer, acabo de golpear a Newton directamente en la cabeza.